Parece que sólo escribo de cumpleaños en cumpleaños. Bueno, no parece, es.
Sea como fuere, en días como hoy nose me puede pasar el meter una entradita, aunque mis manos me digan que vale de teclear por hoy.
Echando la vista atrás y pensando en los tres años que llevo junto a un perro, me siento un poco mal conmigo misma. Y es que precisamente en el día de hoy lo habré visto únicamente unas cuatro horas, siendo que cuando era cachorrín estaba con él casi todo el día. Son los cambios que hay que afrontar pero echo de menos pasar más ratos con él.
Don Vito ha sido el primer perro de mi vida, y aunque tengo muy claro que quiero tener siempre junto a mi a un lindo perrito, ninguno será como Vito. Yo lo llamo "la personita" porque para mi se sienta en el sofá como tal, y su cara es el reflejo de su alma.
Vito no ha sido un perro fácil sobre todo por lo mal que lo hice cuando era cachorro, me mordía la correa en los paseos y corría en círculos alrededor mía tirando sino hacía lo que quería, como intentase quitarle algo de la boca, mordisco que me arreaba, etc. Luego se tranquilizó tras su operación y la llegada de Duna. Ahora está volviendo un poco por sus fueros y vuelve a estar un poco más nervioso pero espero que se pase con un mayor ejercicio y disciplina.
El caso es que hoy cumple tres años, esta vez no hay video recordatorio. Pero los momentos que he vivido con él y se me pasan ahora por la cabeza me hacen sonreir y a la vez casi se me saltan las lágrimas por cuando lo ha pasado mal. Ahora mismo no concibo mi vida sin él. Me entiende como nadie y es una fuente de paz en el estresante día a día. Vito es mi Pranayama.
Y en su tercer cumpleaños, mientras observo como comienzan a asomarse las canas a su cara, le deseo que sea todo lo feliz que me hace él a mí.