jueves, 29 de abril de 2010

Ansiedad por separación

Hay muchos estudios e información acerca de la ansiedad por separación en los perros. Yo me he leído todos aquellos que he encontrado, pero en este caso únicamente voy a plasmar mi vivencia con mi pequeño Vito.


Vito siempre ha estado conmigo. Yo lo paseaba, le daba de comer, le cuidaba, y lo llevaba allí donde fuera. Se quedaba sólo unas siete horas al día mientras yo estaba en el trabajo.
Cuando Vito tenía unos 5 meses pasé mis primeras vacaciones con él. Durante dos semanas no nos separamos ni un segundo. Hasta ahí todo perfecto. Pero cuando volví al trabajo, Vito comenzó a llorar en casa, a hacerse pis y a morder cosas más de lo normal cuando se quedaba solo.
Al principio asocié estos comportamientos a su adolescencia, hasta que comenzó a tener otros síntomas que me alarmaron muchisimo. Movía la cabeza de lado a lado muy rápido, parecía involuntario y que estaba sufriendo. Al llevarlo a un primer veterinario, me dijo que sería otitis pero pasado un tiempo y sin apreciar mejoría, decidí cambiar a otro veterinario. Le enseñé el video donde se aprecian los movimientos y me dijo que casi con total seguridad Vito sufría ansiedad por separación, y los movimientos eran provocados por sus nervios y para llamar mi atención. Asi que, contrariamente a lo que yo había hecho hasta entonces, me recomendó que ignorase a mi perro y sobre todo cuando tuviese los temblores. Me costó mucho seguir estas indicaciones, pero para mi sorpresa los temblores desaparecieron en breve.



La ansiedad ante la soledad, fue mucho más costoso. Me recetaron unas pastillas para que se quedase más tranquilo pero solamente se adormilaba mientras estaba conmigo, cuando estaba sólo seguía haciendo de las suyas, así que acabó el tratamiento y seguía igual.
Al comprarle una caseta para perro y ponersela en la terraza donde se quedaba sólo, noté que estaba un poco más tranquilo al sentirse más protegido.
Pero transcurrido un tiempo encontré sin esperarla la curación para Vito. Había estado tan preocupada por él, probando todo para tranquilizar a mi amigo que se me había olvidado disfrutar con él y tratarlo como lo que es, mi perro. Cuando ya había desistido y asumido que Vito nunca aceptaría la soledad, se curó. En diciembre, cuando Vito tenía unos 9 meses, tuvimos que operarle porque no le habían descendido los testículos y se le podían enquistar. Como hacía frío para estar en la caseta recién operado, lo dejé durmiendo en el salón. Fueron pasando los días, y Vito cada vez estaba más tranquilo y mejor en el salón. Ya no mordía nada, no ladraba y me esperaba durmiendo placidamente. El pobre sólo quería estar dentro de casa. No le gustaba estar en la terraza donde oía ruidos y se sentía desprotegido.
Al poco tiempo decidimos incorporar a Duna a nuestra familia, y desde entonces Vito se recuperó del todo al tener a su compañera. Duna le proporcionó toda la serenidad que necesitaba, porque Dunita es una pachorrona. Gracias a la obediencia que me recomendó el veterinario que inculcara a Vito, nuestro cariño y el de Duna, y la serenidad de sentirse en su hogar e integrado en su manada, Vito ha mejorado mucho su calidad de vida.
Mi conclusión es que muchas veces la cura para las enfermedades está en observar a tu compañero, entender lo que realmente necesita y confiar en él. El exceso de proteccionismo que le di en sus primeros meses de vida, lo hicieron depender demasiado de mí. Vito ya tenía mi cariño de sobra, pero le faltaba mi disciplina y confianza.

martes, 6 de abril de 2010

Duna no nació para ser modelo


Este fin de semana, al comprar comida para los perrunos en Verdecora nos regalaron dos chubasqueros del Kukuxumusu para ellos.
Vito tuvo suerte y le iba pequeño pero Duna no se libró. No les había puesto nunca ropa, salvo las braguitas para el celo, y a mi personalmente no me gusta mucho llevarlos con nada pero se lo probé a ver que tal se desenvolvía.
Cómo era de esperar, se quedó paralizada y con cara de susto, y no había manera de hacerla caminar.


Vito para animarla le daba lametazos pero no consiguió consolarla. Finalmente, y tras arrastrarla unos metros por la calle, cedí ante mi cabezona beagle, de nuevo, y le quité el atuendo. Esta vez creo que Duna tenía toda la razón del mundo porque muy cómodo no debía de ser.
Os dejo unas foticos para que veáis que lo de Duna no es el modelaje.



martes, 16 de marzo de 2010

Vito cumple dos años

Hoy hace dos años que nació la bolita peluda que ha cambiado mi vida.
Don Vito nació en un pueblo de Toledo, ó al menos eso creo. En el criadero le dieron el nombre de Viry Decasla, pero nosotros le pusimos Don Vito Corleone por su carácter mafiosete. Vito ha cambiado mucho desde entonces, pero todavía recuerdo perfectamente como a los cinco minutos de llegar a casa comenzó a gritar como un poseso. Cuando me acerqué le ví con la cabeza encajada en las patas de una silla que estaba plegada en la terraza. Nosé como había conseguido meterla allí, pero corrí a socorrerle. Vito apuntaba maneras, está fue la primera de sus muchas travesuras y peripecias.
Esta es la primera foto que recibimos del criadero.


Si te fijas con un poco de atención, se ve claramente que ninguno de los dos beagles que salen en la foto es Vito. Mi Vito tiene una inconfundible mancha que parece un ojo en el lomo al lado izquierdo, y su banda blanca de la cabeza es muchisimo más ancha, y tampoco tiene mancha blanca que le separe la cabeza del tronco. En fín, que nose quien son estos cachorritos y tampoco se de donde salió exactamente Vito, pero como ya he dicho en alguna ocasión, era dueña primeriza y pagué un poco las consecuencias.
Sea como fuese, para mi Vito ha sido el mejor regalo que podía haber recibido, ya que a pesar de todas las adversidades, siempre está a mi lado y me da su cariño incondicional.
Para agradecerle estos dos felices años, que no son más que el preludio de toda una vida juntos, le hemos hecho un video en el que se resume su paso hasta ahora por la Tierra.



sábado, 6 de marzo de 2010

De excursión por la montaña


Hacía mucho que no encontraba tiempo para escribir, espero a partir de ahora poder contar más a menudo la vida de mis beagles.
Por fin sale el sol y podemos volver a ir de excursión por la montaña con nuestros canes.
El domingo pasado subimos al monte de Luesia con unos amigos y nuestros perros. Sura, el dogo argentino de seis meses, y Rex, el perro de mi hermana, junto con Duna y Vito, lo pasaron en grande corriendo por el monte.
Duna siempre anda más despistada que el resto y me dio un par de sustos porque mientras los demás subían y bajaban por la maleza, ella desaparecía buenos ratos entretenida, mirando las abutardas. Ya nose que hacer para que venga cuando la llamo, ni con la comida más deliciosa consigo llamar su atención, sólo cuando nos pierde de vista se apresura a alcanzarnos.
Con el resto de perros lo pasan muy bien, aunque tienen una relación diferente con cada uno de ellos. Con Sura, que es todavía un cachorro, y además es muy revoltosa y juguetona, tanto Duna como Vito juegan mucho aunque ellos sean más mayores. Vito se cansa antes de los juegos y a veces le gruñe al resto para que no le molesten. Duna cuando ya no quiere jugar, simplemente pasa de ellos y se hace la "estatua" para que no la molesten.


Sin embargo con Rex, que es un perro adulto, y no le gustan los juegos, Duna no se acerca mucho porque le gruñe, pero Vito siempre se hace pequeñito y se tumba delante de él o le chupa, porque siempre le ha respetado mucho desde que era cachorro.


En las fotos se ve lo bien que lo pasaron y como calleron rendidos al llegar a casa.